Guisando

“Guisando, al pie de los Galayos, es quizá el pueblecito de más bellas vistas de toda España; esto es difícil de asegurar, pero el decirlo no debe andar muy lejos de ser cierto. Guisando es caserío blanco como la paloma y sosegado igual que el agua de la fuente clara”.
CAMILO JOSÉ CELA: Judíos, moros y cristianos.1956.

Con el soniquete de este fragmento de Judíos, moros y cristianos en nuestro pensamiento, nos disponemos a realizar en un luminoso y frío día de otoño, una pequeña excursión por esta villa de 1500 habitantes, que alcanzó en 1760 su independencia jurídica y administrativa merced a la carta de villazgo que le otorgó el rey Carlos III.

 

Con una seductora y sugestiva arquitectura popular, de calles empinadas y estrechas que nos recuerdan a las de los pueblos de Andalucía, con casitas de adobe, encaladas, con balcones colmados de macetas con geranios y otras flores, Guisando nos produce una emocionante sensación de placidez, no ajena al armonioso susurro del agua que discurre por un arroyo, que no apartándose de nosotros casi ni un instante, va cruzando todo el pueblo. Sus vistas, verdaderamente atractivas, y la extraordinaria belleza de su casco urbano le valió en 1974 el título de Conjunto Histórico y Pintoresco.

Pero, es que además de sus calles, de sus blancas casas, de sus recoletos rincones, Guisando comparte el extraordinario panorama que le ofrece los “Galayos” y ” Pico de la Mira”, emplazamientos idílicos para realizar bellas excursiones de montaña, desde la Plataforma del Nogal del Barranco. En nuestro deambular vamos disfrutando de las vistas de hermosos manantiales, fuentes, arroyos, del Río Pelayos, del Río Cuevas, y de todas sus charcas de aguas cristalinas que reflejan un fondo de color verde esmeralda, que plácidamente contrasta con las tonalidades rojas, pardas y amarillas de las hojas de los árboles en esta fascinante estación otoñal. Hacemos una parada obligada después de un intenso caminar, y para reponer fuerzas degustamos un suculento plato de judías blancas con chorizo excelentemente preparadas en El Fogón de Gredos, uno de los buenos restaurantes de Guisando, villa que dispone también de una amplia infraestructura para el turismo rural y de montaña, con casas rurales, hostales, restaurantes, bares, kioscos y merenderos.

  • De sus monumentos citaremos:

    La Iglesia de la Concepción, de los siglos XV-VI, demolida y reconstruida en los años ochenta conservando detalles de la antigua iglesia.

    La Ermita de San José, del siglo XVII, con un hermoso frontal de azulejos talaveranos.

     

     

  • Fiestas

    Las fiestas de San Miguel (29 de septiembre).

    Las fiestas de San Pedro (29 de junio).

    La fiesta del veraneante, a principios de agosto.

    El día del huevo pintado, el domingo de Pascua, en el que se regala a los niños huevos cocidos pintados de colores, y que nos recuerda a la también tradicional fiesta de los “Huevos Pintos” de Pola de Siero (Asturias) y la de “Los Huevos Teñidos” de Cañada del Rosal (Sevilla).

Tranquilidad, paisaje urbano pintoresco y natural, gargantas, ríos, charcas, impresionantes montañas, gastronomía, talante amable de sus gentes…; convencidos de que todo esto y mucho más es Guisando, concluimos nuestra excursión al ritmo del mismo soniquete, fijado en nuestra mente al llegar a este agraciado lugar:

“Guisando, al pie de los Galayos, es quizá el pueblecito de más bellas vistas de toda España; esto es difícil de asegurar, pero el decirlo no debe andar muy lejos de ser cierto. Guisando es caserío blanco como la paloma y sosegado igual que el agua de la fuente clara”.