La Plaza Mayor de cada uno de nuestros pueblos, deberían ser como el alma de la villa, su mejor puerta de acceso, el rincón más acogedor de la localidad, la primera impresión de equilibrio y sosiego del turista, un lugar de reunión, encuentro y acogida, para vecinos y visitantes.

Pero por desgracia, muchas de nuestras Plazas Mayores presentan en excesivas ocasiones un aspecto lamentablemente descuidado. Ocupadas por coches u otros vehículos de motor las convierten (poco importa los siglos de historia que el lugar pueda tener), en vulgares aparcamientos. Coches, cubos de basura y demás utensilios urbanos, pueden usurpar protagonismo a una fuente,  a un edificio o monumento de varios siglos de antigüedad, o simplemente despojan sin el menor pudor gran parte del espacio público.

Por eso, es trascendental que los vecinos protejamos nuestras plazas con el mismo cariño, que probablemente lo hicieron antepasados nuestros, siendo este un motivo más que suficiente para colaborar en la recuperación, el mantenimiento del buen gusto y la estética del paisaje, comprometiéndonos a conservarlas con mucho mimo, lo que exigirá de nosotros y de nuestras autoridades municipales un cuidado extremo, para que no sea violada tanta belleza.