San Pedro de Alcántara

A tres kilómetros de Arenas de San Pedro, en el lugar donde ahora está el Santuario de San Pedro de Alcántara, había en 1530 una ermita de la Cofradía de San Andrés dedicada a San Andrés del Monte, pequeña construcción de estilo gótico-isabelino. Treinta años después, Fray Pedro de Alcántara elige para su convento este lugar, apartado, junto a un riachuelo y a la sombra de castañares, avellanos y alisos.

Aquella ermita del siglo XVI, se conserva como parte de la actual iglesia conventual.

La Capilla Real de este convento, es copia de la del Palacio de Oriente de Madrid, fue construída entre 1757 y 1776, diseñada por el arquitecto de la corte Ventura Rodríguez, decorada por Francisco Sabatini, y declarada Monumento Histórico Artístico de Carácter Nacional en el año 1972.

En 1560 fray Pedro de Alcántara elige para su ermita este lugar apartado, junto a un riachuelo y a la sombra de castañares, avellanos y alisos.

Exterior de La Capilla Real

En el exterior llama poderosamente la atención un enorme escudo de piedra de Carlos III.

Interior de la Capilla Real. Al entrar uno queda deslumbrado por los mármoles, los dorados y la luz.

El altar mayor contiene un altorelieve de estuco blanco, de seis metros y medio de alto por tres de ancho, con la imagen de San Pedro de Alcántara subiendo a los cielos, obra de Francisco Gutiérrez.

Delante del relieve, la urna con los restos de San Pedro de Alcántara, obra de Ventura Rodríguez

El marmol está presente en paredes, columnas y en toda la estructura interior del templo.

El techo es una gran cúpula, con muchísima luz por la linterna a lo alto y por las ventanas redondas que hay en la base.

Museo conventual, donde podemos ver entre otros objetos la imagen vestida de San Pedro de Alcántara, La Cruz del Palancar, un sillón en el que se sentó San Pedro cuando conversó con Santa Teresa de Jesús, y una talla de Luis S. Carmona, del santo con una cruz.

En la sacristía podemos ver este Cristo del siglo XV, muy bien conservado, modelado en pasta de maíz por los aztecas de México y procedente muy probablemente de estado mexicano de Michoacán. 

El camino que conduce hasta el Santuario de San Pedro de Alcántara, está rodeado de una extensa vegetación que entre octubre y diciembre nos ofrece una paleta de sosegados y placenteros colores otoñales.