Puente de Aquelcabo o “romano” de Arenas de San Pedro
Se halla a la salida de Arenas de San Pedro, pocos metros más abajo del puente que marca el arranque de la carretera Candeleda (CL-501) y a horcajadas del río Arenal.
Como tantos otros, sobrelleva malamente su falso apelativo de romano. En realidad es un puente medieval (s. XIV), cuya existencia previa, parece justificar el extraño emplazamiento del castillo de Arenas, junto a la vera de un río, al objeto de alojar a la guarnición que defendiera y exigiera el pingüe pago de los pontazgos (o peajes) de reses, viajeros y carruajes por el único vado de la zona.
Consta de tres arcos. Un mirador de madera en voladizo, corriente abajo, permite recrearnos con su magnífica estampa, sólo enturbiada por la excesiva proximidad del puente nuevo. Una miríada de peces toma el sol sobre la planicie de unas losas someramente sumergidas.
Justo en uno de los extremos del puente empieza la engorronada plaza de las Víctimas, así llamada en memoria de los civiles masacrados por la furia napoleónica durante la guerra de Independencia, cuyos cuerpos fueron depositadas aquí en improvisado tanatorio.