Puente romano de Piedralaves

Por José María Santamaría

Su único arco de medio punto hinca sus estribos sobre la tumultuosa garganta de Nuño Cojo (probablemente uno de los primeros repobladores de Piedralaves en el Medievo, periodo al cual debe adscribirse también el ‘romano’ puente).

A sus pies se abrió en el s. XVIII (1702) La Bodeguilla, antiguo taller de corcho reciclado primero como lagar y luego como tasca, al amor de la garganta. En su terraza, asomada a la garganta, se diseminan los tajos (taburetes rústicos) del poroso material. Una tinaja, dos alisos en horquilla y el propio puente enmarcan tan bucólico escenario

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