Domingo 11 de mayo, una nueva jornada para disfrutar de una espléndida y húmeda primavera. A alguien le pudiera parecer que podría ser un día aburrido que aconseja a no hacer planes, pues negros nubarrones presagian que una copiosa lluvia va a caer sobre el Valle. Una buena excusa sin embargo, para desplazarnos a algún pueblo cercano para comer. Se nos antojan una patatas al caldero, que son la quintaesencia de la típica y popular cocina de Pedro Bernardo, por lo que después de recorrer unos pocos kilómetros degustamos en esta localidad, una buena cazuela de este sencillo y rico manjar.
En ese estado de felicidad estamos, cuando ya en el exterior la lluvia arrecia con tal fuerza que tenemos que refugiarnos dentro del coche, por lo que iniciamos un pequeño recorrido por carretera, deteniéndonos en algunos momentos en que la lluvia escampa, para hacer alguna foto y admirar a nuestro alrededor un paisaje del que es imposible cansarse.
La montaña está espectacular con la humedad, la vegetación con un intenso verdor bajo un cielo encapotado, extensos matorrales con hermosas y diminutas florecillas silvestres blancas, violetas, amarillas, que irradian alegría… y las jaras en flor. Paisaje, lluvia, pajarillos, arroyos, montaña, variedad de aromas y colores que nos ofrece la naturaleza.
¡Qué gozada!