Trescientos años después de la aprobación de los estatutos de la Orden del Temple en Versalles (1705), que tuvo como consecuencia el resurgimiento de la orden templaria (orden medieval de carácter religioso y militar cargada de tintes legendarios, nacida en la primera cruzada y que fue fundada en Jerusalén en 1119), el domingo 25 de septiembre de 2005, los Caballeros de la Orden del Temple celebraron en la Capilla Real de este Convento de San Pedro Alcántara, la investidura de varios caballeros templarios y una dama templaria, como culminación de una serie de ceremonias que comenzaron dos días antes con una velada de armas.
Se inició el acto de investidura con una misa, en cuya homilía el sacerdote celebrante recordó aquello de que “el hábito no hace al monje”, y que por tanto los habitos que ahora les cubrían, servirían sencillamente para que tuvieran presente la necesidad de que siempre se comporten como caballeros.
Siete aspirantes fueron investidos ‘caballeros’, otra ‘dama’, otros dos ‘sargentos’, que es un rango inferior. A todos ellos se les impuso la Sobrevesta y la Cruz. La dama templaria y los caballeros templarios, fueron además tocados con la espada del Gran Prior de España.
Dentro de la Orden, el primer paso es la investidura como sargento, cargo en el que permanecerán durante tres años, para luego ascender a caballero o dama y más tarde a comendador, oficial, gran oficial, prior, prior general, miembro del Consejo Magistral y Gran Maestre.