Tras las copiosas nevadas de los últimos días y con el pretexto de acariciar la nieve, nos acercamos al Puerto de Mijares en un apacible y frío domingo de enero. El blanco paisaje, que detenta una luminosidad especial en las últimas horas de la tarde, nos invita a tomar algunas fotografías desde su punto más alto, justamente donde un indicador nos avisa que estamos situados a 1570 metros de altura.
Entre bromas y risas, peques y mayores improvisan pequeñas batallas con bolas de nieve, que arrojadas con ímpetu, alcanzan unas veces su objetivo sobre la ropa y el pelo de familiares o amigos, y otras, terminan estrellándose en el blanco suelo de donde salieron. Es una manera como otra cualquiera de emplear un ratito de nuestro tiempo disfrutando de la naturaleza, y del bello panorama pintado por la tenue capa de nieve, que cubre en este día de invierno, el Puerto de Mijares.