En otoño, El Valle del Tiétar se reviste de fantásticos colores. Tonalidades pardas y amarillas invaden sus campos, las tardes son algo más tristes y la niebla nos viene a visitar casi todas las tardes momentos antes de anochecer, provocando en nosotros esa cierta sensación de tristeza y melancolía, que nos anuncia que el frío y el invierno están a punto de llegar…

…pero el Valle está aún así, fascinantemente hermoso con hojas caídas sobre el verde resplandeciente de sus campos humedecidos por las últimas lluvias, que han refrescado la tierra y el ambiente. Las frondosas ramas de nuestros árboles se revisten con preciosas tonalidades cálidas y doradas. Es el momento para el descanso, el sosiego, la meditación y la observación del paisaje que ahora la naturaleza nos muestra, una vez superada la angustia padecida tras la sequía extrema del último verano.