Sol radiante y cielo despejado, el último domingo de octubre de 2007. Máquina fotográfica en mano, nos decidimos a realizar un paseo por los prados para disfrutar de la flora, la fauna y el paisaje, que son las cosas que la gente suele buscar cuando sale a pasear por el campo. Caminatas de fin de semana por lugares ya conocidos y fotografiados en otras ocasiones, pero como siempre podemos ver ese paisaje con otros ojos y con otro estado de ánimo, se nos hace igual de placentero ir por estas mismas sendas en las que el susurro del río, la belleza del campo y sus colores, nos proporcionan nuevamente una serena sensación de paz y sosiego.

El punto de inicio de nuestra ruta se encuentra en la carretera que une Casavieja y La Iglesuela, en un precioso lugar donde el río Tiétar discurre bajo un hermoso puente medieval de un solo arco. Robles, fresnos, encinas, poleo, tomillo y retamas, nos acompañarán durante nuestro paseo, con dos horribles notas discordantes: un contenedor con basuras acumuladas de varias semanas, quizás meses, y una repugnante caseta de ladrillo semiderruída que construída hace muchos años sin el menor escrúpulo sobre el puente medieval, permanece aún sin ser demolida, ante la indiferencia absoluta de quienes debieran velar por el medio ambiente y el impacto ambiental de este lugar.


Basuras acumuladas de varias semanas, quizás meses, en el comienzo del camino, para asombro del visitante y vergüenza de quienes debieran preservar este lugar.

Paseo por el Tiétar
Repugnante caseta de ladrillo, construída nada más y nada menos que sobre el puente medieval, ante la indiferencia absoluta de quienes debieran velar por el impacto ambiental de la zona.

Paseo por el Tiétar
Puente medieval

Paseo por el Tiétar
Puente medieval

Paseo por el Tiétar
Paisaje y tranquilidad

Paseo por el Tiétar

Paseo por el Tiétar

Paseo por el Tiétar

Paseo por el Tiétar

Paseo por el Tiétar
Susurro del río, belleza del campo, sus colores.

Paseo por el Tiétar
Sensación de paz y sosiego.